Mis lecturas de enero

Mi mes de enero, en cuanto a lecturas, bien puede llamarse mes de los abandonados. En total, he abandonado una friolera de tres libros. No se si es porque no estaba mentalmente preparada para ellos; porque empiezo a no tolerar tanto lecturas tediosas o directamente malas; porque soy más exigente... Pero el caso es que tengo tanto que leer o que, más bien, quiero leer o querré leer, que creo que no me va a dar una vida entera. Bueno, dejémonos de dramatismos y al lío:

Abandonados

 Salvajes, Don winslow: un libro escrito en forma de guión. Directo y conciso. No llegó a engancharme y terminó por cansarme. El autor tiene buenas obras, pero esta -para mí- no es una de ellas.
El hijo del carnicero, Mario Romero Jerez: me encontré con una historia que podía haber dado mucho más de sí, pero que se quedó en el intento. Una historia que narra los conflictos que se producen -provocados por corruptos del propio país y por mandados de EE.UU.- en un país africano ficticio. Este en concreto, más que abandonarlo, lo leí a saltos. La curiosidad por saber el final me pudo.
Raices sueltas, Juaquín Muñoz Calero: Trama bien escrita y con una buena idea, que acaba siendo demasiado surrealista, en cuanto a diálogos se refiere. Personajes que dialogan y parecen la misma persona, no hay cambio de registro ni de forma de hablar que diferencie entre unos personajes y otros. Destacaría lo bien escrito que está. Con una prosa muy cuidada.

El que ha salvado el mes
Por suerte, hay un libro que ha determinado que mi "mes lector" no haya sido penoso. Y es "El leñador", de Mitchal Witkoswki, que ha sido todo un descubrimiento. Una historia casi irresumible donde abunda la ironía, la crítica y el humor negro, mezclado con el género que describe -muy por encima- al libro: novela negra. Narrado magistralmente. Suerte que el autor tiene otro título más -que yo sepa-, que pienso leer.